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La novela

La novela

Mentir es encender fuego es la segunda novela de Francisco Panera, publicada en otoño de 2015.

Esta web, pretende ser además de un soporte adicional a la publicación literaria, un espacio que acoja la parte mas interesante de la documentación estudiada, para la conformación y encaje del relato en el periodo histórico en que se desarrolla.

Muchas gracias por visitarnos.

Presentación y génesis

Presentación y génesis

Cuando la historia es escrita por el vencedor, la verdad se viste de leyenda”

Mentir es encender fuego, es la segunda novela que publica Francisco Panera quien se ha inspirado en la llamada leyenda de Jaun Zuria, (El señor Blanco) también conocida como La batalla de Padura, para novelar a un acontecimiento arraigado en el imaginario popular vasco. Una narración casi coral, donde sus variados personajes e intenciones conforman una mezcolanza de tramas que a pesar de sus diferentes naturalezas, convergerán en una sola.

Crear una novela a la sombra de mitos y leyendas, algunas con aspectos contradictorios con la historia y encontrar el camino para hilvanarlos, ha sido un reto muy gratificante para el autor, tanto como mantener vivo el entorno de su anterior novela “El Sueño de Akala” (Editorial Txertoa) con la que Mentir es encender fuego comparte algunos de los escenarios del relato.

Y es así, que cuenta una antigua leyenda vasca que en los albores de la llamada “reconquista”, los vizcaínos hicieron frente al poder del monarca asturiano infligiéndole una gran derrota y proclamando al que sería el primer Señor de su territorio.

Ninguno de los escasos cronistas de aquella época (siglo IX), vinculados por cierto a la causa supuestamente derrotada, dejó constancia escrita de tal acontecimiento  y es así que hasta tres siglos después no aparece mención escrita a tal hecho.

Mentir es encender fuego, arrastrará al lector desde las conspiraciones en la corte Asturiana, a las intrigas que se suceden alrededor de un futuro rey y su hermana en una incipiente Escocia.

Desde los desvaríos asesinos de una mente enferma camuflada en forma de bandido, a la obstinación de una mujer por hacer valer su linaje por encima de todo.

Desde la tormentosa relación de dos muchachas en un extraño triángulo afectivo, al empeño de un pueblo por mantenerse fiel a unos cultos ahora llamados paganos.

Desde las maquinaciones políticas de un joven caballero vizcaíno a la obstinación de un fraile por liberar su tierra de paganos y salvar así sus impías almas.

Y de fondo, convertida en una música que acompañará la lectura del relato, la mentira y el peso de la culpa para sostenerla, pues como dice un personaje en la novela, “Es la mentira tan necesaria para la vida como la verdad, fraguándose con ella un mortero que si se acierta en las proporciones mantendrá cohesionado el mundo”.

Quizá sea cierto, aunque suele perdurar un rastro, similar a los rescoldos apagados de una hoguera, un rastro imposible de borrar en la mente de quién prendió aquella lumbre.

Mentir, es encender fuego.

Personajes

Personajes

El variado elenco de personajes de Mentir es encender fuego, enriquece el relato por el peso de sus personalidades, en algunos casos muy diferentes, pero también con rasgos comunes a pesar de sus aparentes antagonismos.

Obviamente la mayoría de los personajes son ficticios, pero comparten espacio y acción con otros históricos y legendarios, sirviendo como aclaración al término “legendario” su existencia en las distintas versiones de las leyendas, de las que esta novela se ha nutrido para cobrar forma.

Condicionados en parte por el propio nacimiento, los hombres y mujeres del relato se someten o esquivan sus aparentes destinos con astucia en ocasiones, maldad en otras o simple instinto de supervivencia, pero casi todos ellos con la mentira como herramienta, imprescindible para no descolgarse del ritmo al que se mueve su mundo.

Huyendo deliberadamente del maniqueísmo en la confección de las personalidades de los protagonistas, el autor quiere complicar al lector su adhesión, simpatía o indiferencia con las maneras de ser de los personajes con un simple objetivo: No que se les quiera o se les repudie, tampoco que les justifique ni censure por lo que hacen y son, simplemente que se les entienda.

La leyenda y la historia

La leyenda y la historia

Leyenda, historia… mito.

Tres palabras que no son sinónimas pero que tantas veces van juntas o se entremezclan a la hora de trasmitirnos sus mensajes.

Las leyendas en la mayoría de los casos tienen una base o un punto de partida histórico, pero cuando provienen de épocas remotas, máxime si aún no había aparecido la imprenta, estas al transmitirse de manera oral intentando que perdurase en la memoria del colectivo un hecho históricamente destacado, se iban irremisiblemente viendo aderezadas por mitos, supersticiones o el propio punto de vista de sus transmisores.

El mito por contra, independientemente de los pueblos o culturas que los sostengan, busca encontrar un sentido o una explicación para aquellos misterios a los que el razonamiento de los hombres y mujeres no alcanza a comprender.

¿Y la historia?

Quizá hoy en día con los medios técnicos que dispone nuestra sociedad, pudiésemos registrar todo aquello relevante que ocurre día a día y crear una inmensa hemeroteca que a cada jornada iría creciendo de manera espectacular, pero ¿y en el pasado?

La historia en mayor o menor medida siempre nos ha llegado «explicada». Encontrar fuentes absolutamente neutrales puede resultar un intento ilusorio, especialmente si buceamos entre los legados de cronistas o historiadores que fueron protagonistas de nuestro pasado. En ocasiones encontramos el punto de vista mas neutro desde visiones o perspectivas ajenas, porque tanto la historia, como las leyendas e incluso los mitos que irían transformándose o adaptándose a los credos religiosos de cada lugar, son aspectos que conforman la identidad y carácter de los pueblos.

Esta parte de la web de Mentir es encender fuego, no pretende ser una fuente histórica de consulta, simplemente se trata de revelar, los datos que al abrigo de las distintas versiones de la leyenda, de la historia y de una pequeña parte de la mitología vasca, han resultado útiles para la creación de esta novela.

Entorno histórico y geográfico

Entorno histórico y geográfico

El entorno histórico de Mentir es encender fuego

Reino de Asturias

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La península Ibérica en el siglo IX

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El norte peninsular previo a la ocupación musulmana

Nos encontramos en la segunda mitad del siglo IX, la península ibérica se encuentra sometida en su mayor parte al poderío islámico desde que en el año 711 y en tan solo cinco años, tropas musulmanas provenientes del norte de Africa la ocupasen casi en su totalidad. Tan solo el norte resistió tal acometida y tras varios avatares políticos luchas y batallas, surge un reino de asturias, heredero directo del anteríor reino visigodo que se vio desmoronado por la invasión.
Los territorios vascos, especialmente los mas próximos al estado asturiano, que en el futuro conformaran parte del reino de navarra, se hallan en ese momento en continuas disputas con los asturianos, inconformes con su encaje en ese reino.
Tales enfrentamientos no son una novedad, son numerosas las disputas que mantuvo el reino visigodo con los vascones, continuando posteriormente con los distintos reyes asturianos a los que los vascos consideran herederos directos de los reyes godos.
En este escenario llega a la corona asturiana un joven Alfonso III, que nada mas ver iniciado su reinado tiene que hacer frente a conspiraciones que intentan derrocarle, estando implicados varios miembros de su entorno familiar.
Son tiempos convulsos, manteniendo un continuo enfrentamiento con los musulmanes y consiguiendo a lo largo de su reinado afianzar la marca del río Duero como su frontera al sur.
Tanto Alfonso como sus predecesores mantienen una continua hostilidad con el este de su reino, en este caso con los vizcaínos, que aflora intermitentemente con mas o menos fuerza, y que es uno de los argumentos en los que se basan las distintas leyendas que dan origen a esta novela.

Alfonso III

Alfonso III de Asturias. Libro de los Testamentos, catedral de Oviedo


Reino de Alba (Escocia)

Algunos episodios históricos ,son muy útiles a la hora de confeccionar una novela histórica al transformarlos en una especie de puntos a recorrer, como si fuesen rutas en un mapa. Esta novela no es ajena a ese proceder, y es así que en el caso de Mentir es encender fuego, la historia comienza unos cuantos años antes. Lo hace en un territorio muy lejano al vasco o al reino de Asturias, en lo que hoy llamamos Escocia, pero que en las postrimerías del siglo IX se estaba conformando como el que a la postre sería reconocido como el reino de Alba.
En mitad del siglo IX el lider gaélico Cináed mac Ailpín, unificó a los pictos y al pueblo gaélico, convirtiéndose en el primer gobernante de Alba.Dalriada
Tanto Cináed, como su hermano Domnall (que le sucedería en el trono) tienen una breve pero importante presencia en el relato, pues es gracias a sus decisiones que su ficticia hermana, la princesa Siubhan, es desterrada, convirtiéndose en uno de los personajes imprescindibles de la leyenda de Jaun Zuria.
Cináed mac Ailpin descendía de los reyes Dál Riata. Es este un término en gaélico que se refiere un territorio conformado por el noroeste de Irlanda y el sudoeste de escocia, en el que ya en siglos anteriores al relato y en latín, eran llamados sus habitantes Escotos, expresión que se utilizaría durante parte de la Edad media para referirse a los gaélicos de Escocia o Irlanda por igual.
Los avatares que llevaron a convertir a Cináed en rey son de tintes legendarios, y aunque desfilen algunas alusiones a ello muy de soslayo en el relato, no tenían mas sentido en una historia que ya perfilaba bien sus derroteros con el exilio de la princesa Siubhan.
Otra cosa es reparar en ellos dentro de lo que pretende ser esta web, que no intenta solo servir de promoción a la novela, si no que quiere aportar datos que puedan resultar interesantes para los amantes de la historia, las leyendas y de este tipo de literatura.

El padre de Cináed mac Ailpin, que ha quedado para los anales de la historia simplemente como Ailpin (Alpin Ua Áed Finn, en gaélico) conquistó Alba, borrando completamente la cultura picta para liberar el reino de Dál Riata de la dominación picta y establecer un gobierno escoto. Así en el año 834, mientras los pictos hacían frente a los vikingos en el norte, se rebeló contra Óengus II, que reinaba sobre Dál Riada y la Tierra de los Pictos.
Esa rebelión en el sur forzó a Óengus a dividir su ejército en dos enfrentándose a los escotos rebeldes y sufriendo una derrota desastrosa a manos de Alpin. Envalentonado con la victoria, Alpin marchó hacia el norte para atacar la retaguardia del principal ejército picto, pero en esta ocasión los escotos fueron derrotados siendo Alpin capturado y decapitado.
Cinco años después, los pictos aún combatían la amenaza vikinga en el norte, sufriendo una aplastante derrota en el 839. Los vikingos ya habían conquistado y colonizado numerosas islas pictas e incluso Dál Riata había sido atacada y saqueada por navíos vikingos. La brutal derrota a manos nórdicas no sólo acabó con la mayoría de la nobleza picta, incluido su rey, si no que acrecentó la reclamación de Cináed mac Alpin sobre su derechos al trono vacante picto, por ser su madre una princesa picta y sobre su derecho al trono de Dal Riata por la línea sanguínea de su padre, el cual era un miembro de una estirpe que había proporcionado la mayoría de los reyes de los escotos.
Hacia el año 847 Cináed mac Alpin invitó al rey picto Drust Mac Ferach y a los pocos nobles pictos que quedaban después del desastre del año 839, a discutir sus derechos sobre la corona de Dál Riada y la independencia de esta respecto a los pictos.
La leyenda dice que todos los aspirantes al trono de las siete casas reales pictas aceptaron acudir y que en medio de un gran banquete fueron engañados con bebidas y pronto emborrachados. Una vez que estuvieron ebrios, los escotos echaron los cerrojos y los asesinaron.
La ascensión al poder del primer rey de alba está manchada por la intriga y la traición, pero estas son leyendas oscuras y muy posiblemente tergiversadas a lo largo del tiempo por documentos de clérigos escoceses o historiadores eclesiásticos, deseosos de crear una versión afín a la iglesia, pues otro de los logros de Cináed mac Ailpin cuando llegó llegó al poder, fue deshacerse de la influencia de la iglesia de roma del reino de Alba.
La “oficialidad” de la historia es patrimonio de los vencedores… siempre que no lleguen otros a reescribirla.

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En la Scotish National Portrait Gallery se conservan un conjunto de cuadros del pintor William Hole (1846-1917) donde aparecen numerosos personajes relevantes de la historia de Escocia . En una de ellos aparece Cináed mac Ailpin, considerado como el primer rey del Reino del Alba que gobernó sobre pictos y escotos. Así lo narra la «Crónica de los Reyes de Alba» un texto que se cree que fue escrito hacia el año 1000 y que narraba los acontecimientos que tuvieron lugar en Escocia entre los siglos IX y X. En la obra Cináed mac Alpin se encuentra en el centro con las manos apoyadas sobre la espada y con su nombre (Kenneth, en inglés) sobre su cabeza.


Bizkaia

La defensa del territorio vizcaíno en la Alta Edad Media probablemente se ejercería como en la Edad de Hierro (1.000 a.C. al siglo I a.C.), mediante las familias lugareñas cabeza de linaje, con ciudades amuralladas o simples poblaciones a media ladera a donde retornaron muchos lugareños tras la caída del Imperio Romano Occidental que en su momento los había bajado a las vegas y llanos para mejor controlarlos y conformar el nacimiento de algunas poblaciones.

Estas poblaciones amuralladas servían como defensa del territorio, nombrando un jefe o caudillo, Siempre el más poderoso del momento dentro de las grandes familias, lo que argumentaría en gran parte el sentido de la leyenda de “Jaun Zuria”, al no tener los vizcaínos un verdadero “Señor” o soberano permanente en el lapso de tiempo que transcurre desde la muerte del duque aquitano – vascón Waifre en el año 768 a manos de los francos, hasta la posterior incorporación al reino de Navarra.
Forma este un aspecto muy interesante para explicar la constante no adhesión de los territorios vascos a la causa de los reyes visigodos primero o asturianos después, aunque habría que explicar de manera somera qué era el Ducado de Vasconia.
Se trataba de un territorio que estaría comprendido por el norte desde el curso bajo del río Garoña (sudoeste de la actual Francia) hasta la vertiente sur de los pirineos ya en la península ibérica, y sus límites por el oeste llegarían hasta el territorio de Bizkaia.
Esta entidad territorial se constituiría hacia los años 601– 602 bajo el influjo de los reyes francos merovingios, y ocuparía en su mayor parte el territorio que durante el imperio romano fuese conocido como Aquitania, dentro de la provincia romana de la Galia.Gran-Vasconia
Poblado principalmente por descendientes de los aquitanos, algunos historiadores opinan que se enriqueció con la forzosa emigración de los vascones empujados por los continuos enfrentamientos con los visigodos.
El Ducado de Vasconia es un territorio en el que habita el pueblo vasco, que se asigna a un duque o mando milita r y disfruta de la autonomía que los monarcas merovingios otorgaban a los territorios gobernados por sus oficiales principales, hasta que con el cambio a la dinastía carolingia, pierde su independencia en una guerra que dura 10 años (760-769).

A partir de 769, Vasconia se separa de Aquitania, pero va perdiendo soberanía ante el empuje colonizador y feudalizador de Carlomagno. Estos territorios del sur vascón se empezaron a unir tras derrotar a un ejército de unos 20.000 francos el 15 de agosto del año 778 en la Primera Batalla de Orreaga-Roncesvalles. En esta batalla, un importante contingente de un ejército ligero y veterano habría derrotado a otro desconocedor del terreno y que venía de una campaña contra los musulmanes y el asedio a Zaragoza. Los motivos vascones pudieros ser varios, pero destacaría por un lado la venganza por la muerte de Waifre o la quema de Pamplona, pero ante todo, sería una lucha por mantener su independencia y detener el avance del Imperialismo franco.
La Vasconia peninsular dejó de ser controlada por los duques vascones del norte y en 824, tras la Segunda Batalla de Roncesvalles, Navarra y los territorios al sur del Pirineo se separan definitivamente del Ducado. Surgieron entonces nuevos líderes al frente del territorio documentados en las crónicas francas. Estos cabecillas vascones controlarían el territorio ante los musulmanes y asturianos que pasarían por ser el último reducto «godo».

Tras este paréntesis que solo persigue esbozar en que supuesto entorno histórico nos encontramos, escarbar en los argumentos que pudiesen explicar el sentido de la existencia de un “Señor” en Bizkaia en aquel tiempo, y a falta de nuevos hallazgos que aporten mas luz sobre estos misterios, quizás solo reste permitir que sea nuestra lógica, o la imaginación de cada uno, la que nos haga inclinarnos por alguno de los argumentos anteriormente descritos, o puede que por ninguno.

Fuese cual fuese el origen de Jaun Zuria, su nombre perduraría en el imaginario popular en la tradición oral primero y en la escrita después, convirtiéndose en un mito.

Batalla+de+Vouillé+(507),+entre+francos+y+visigodos,+representada+en+un+manuscrito+del+siglo+XIV.

Al margen de estos aspectos históricos, puede resultar interesante reparar en algunos de los lugares presentes en la novela.

Así pues, tenemos que una de las tramas que mas fuerza cobra en el relato, se desarrolla las aldeas de Finaga y Abrisketa. Estos son los topónimos actuales de dos barrios conformados por caseríos dispersos, situados a media ladera pertenecientes a los municipios de Basauri y Arrigorriaga respectivamente.

La ermita de San Martín de Fínaga (en la imagen tras la celebración de su tradicional romería) ha sido restaurada recientemente, pudiendo visitarse las excavaciones arqueológicas que se efectuaron en su interior y reconocer en sus inmediaciones reproducciones de algunas de las estelas fúnebres que allí se hallaron.

anillos castro Mlamasín (Large)

En la cima del monte Malmasín, muy próximo a Bilbao, aún se conservan las huellas de las fortificaciones del castro que albergó un par de milenios atrás.

Dado que estos lugares están habitados desde tiempos muy anteriores al momento en que se ubica la acción de Mentir es encender fuego, el autor decidió mantener sus nombres y como tales aparecen en la novela.

Como se ha comentado, Fínaga está situado a media ladera del monte Malmasín, en cuya cima aún perduran las huellas de un castro perteneciente al Edad del Hierro. Restos hallados en el entorno de la ermita de San Martín de Fínaga que se encuentra en este lugar, se asocian a una necrópolis del vecino castro. Posteriormente con la ocupación romana los poblamientos en altura como los castros desaparecen y es precisamente en esta época cuando se levanta en este lugar un pequeño templo funerario a cuyo alrededor también aparecen sepulturas de este periodo.

Finalmente con la llegada del cristianismo, ese ara o pequeño templo se transformará en una ermita. Es así que son diversos los restos arqueológicos que fueron hallados en este lugar, como estelas funerarias pre-romanas, romanas o enterramientos medievales con sus respectivos ajuares.

Abrisketa es un lugar muy similar, situado frente a Finaga tras salvar un pequeño valle y a su misma altura.

La ermita de San Pedro de Abrisketa está considerada como el templo cristiano mas antiguo de Bizkaia.

Allí se encuentra la ermita de San Pedro de Abrisketa, considerada el templo mas antiguo del territorio de Bizkaia, posiblemente anterior al siglo X, y que al igual que la de su vecina Fínaga, fueron sufriendo diversas transformaciones a lo largo del tiempo.

Próximo a estos lugares, se explotaron desde muy antiguo y hasta entrado el siglo XX, varias minas de mineral de hierro, lo que cobra sentido en el desempeño del oficio de ferrón, de alguno de los personajes de la novela.

Sepulcro tallado en piedra que permanece a la entrada de la iglesia de Arrigorriaga. Según la tradición, albergó los restos de un Infante asturiano, fallecido en la Batalla de Padura.

Y a los pies de estos primigenios núcleos habitados, entre otros mas que hubiere en las inmediaciones, se encuentra la vega del río Nervión a su paso por Arrigorriaga, o lo que es lo mismo si nos ubicamos en el relato novelesco, en la vega de Padura, donde supuestamente los vizcaínos presentaron batalla a las tropas del rey asturiano.

El sepulcro en su cubierta se encuentra bastante deteriorado, posiblemente por ser profanado. Hoy permanece como testigo mudo de una leyenda que a pesar de todos los aspectos fantásticos y a veces contradictorios, presenta también argumentos como para concederle cierto crédito.

La leyenda nos cuenta que tras la victoria local, un infante hermano del rey perdió la vida en el combate, y allí sobré un pedregal yermo de vegetación en mitad de la vega, se levantaría una iglesia que albergaría los restos del infante muerto.

Este sepulcro se conserva a la entrada de la iglesia de Santa María Magdalena de Arrigorriaga, un tanto deteriorado pues fue profanado por las tropas francesas durante la guerra de la Convención (finales siglo XVIII) y aunque parece ser que los restos humanos hallados en su interior no se corresponderían con la época de la leyenda, si que lo hace la propia tumba por sus características.

En este recorrido por algunos de los parajes del relato y sin salir del territorio de Bizkaia, conviene detenerse en Urdaibai, que es el nombre (aunque no aparece como tal en la novela) de un área natural en la desembocadura del rió Oka, al norte de Bizkaia.

Este es un entorno de gran riqueza natural y paisajística y es precisamente al propio estuario alrededor al cual se aglutina toda esta comarca, donde según narra la leyenda, llegaría aquella princesa extranjera a bordo de un barco y que a la postre se convertiría en madre del primer señor de Bizkaia.

Desembocadura del estuario de Urdaibai desde los acantilados de la península de Santa Katalina En Mundaka.

Lugares como Busturia o Mundaka asoman entre las líneas de «Mentir es encender fuego», en ocasiones para detenerse en la construcción de una casa torre, que bien podría ser la Torre Madariaga en Busturia, otras para deambular algún personaje por los acantilados buscando momentos de introspección, quizá donde está levantada la ermita de Santa Catalina en Mundaka o recorriendo las marismas y extensos arenales que conforma el propio estuario.

Pero hay un lugar entre todos que por su historia tiene una relevancia especial y que por su propia naturaleza se ha convertido en una de las imágenes turísticas por excelencia de Bizkaia. Efectivamente se trata de Gaztelugatxe, un islote unido a tierra por un puente de piedra levantado sobre las rocas que anteriores al actual acceso, emergerían o desaparecerían de la superficie en función de las mareas y el oleaje.

En su cima se encuentra la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, y es este un lugar que al contemplarlo, es sencillo comprender porqué ya desde tiempos muy antiguos tuvo una cierta relevancia para los hombres.

Los orígenes de la ermita se remontan a la alta Edad Media e incluso se valora, que este paraje con un alto valor estratégico conferido por su propia naturaleza agreste, pudo albergar algún castillo o fortificación, pues fueron diversos los episodios de armas que la historia asocia a este lugar. Incluso la propia significación del nombre en euskera»Gaztelugatxe», contempla tal posibilidad (gaztelu = castillo, -atxe = peña).

Al igual que ocurriese en otros lugares similares, se estima que su empleo como lugar de culto se remonta a tiempos muy anteriores a la llegada del cristianismo.

El camino a su cima es espectacular, ascendiendo por una senda de mas de doscientos escalones para alcanzar una atalaya sobre las aguas desde donde se puede contemplar una de las mas bellas estampas de la costa cantábrica.

Y ahora, dando un giro y poniendo rumbo al extremo mas al sur de Bizkaia, nos acercamos al lugar conocido como «Salto del Nervión».

Es así como popularmente se conoce a la cascada que se precipita unos 270 metros al vacío, siendo la de mayor altura de toda la península Ibérica.

El curso de agua que alimenta la cascada es intermitente, desapareciendo en verano y recuperándose con la llegada de las lluvias o en la época de deshielo.salto nervion-

Su encaje en el relato no es nada casual.

Cuenta la tradición de la leyenda, que los asturianos una vez derrotados huyeron hacia el interior del territorio, salvando una vez fuera de Bizkaia la Sierra de Gorobel, o Sierra Salvada, como también es conocida, y que tiene este último nombre su origen precisamente en este episodio aduciendo a que una vez que los huidos se vieron en su cima se sintieron “a salvo”.

La ruta mas sencilla para alcanzar la cima de estos promontorios desde Bizkaia es ascendiendo el puerto de Orduña y es muy cercano este, donde se encuentra el citado salto de agua.

El peso de la propia narración de la novela y de la naturaleza de sus personajes, es lo que provocará que el Salto del Nervión tenga una relevancia muy especial en el relato.

Jaun Zuria, primer Señor de Bizkaia

Jaun Zuria, primer Señor de Bizkaia

Ahora que la novela es una realidad, se hace necesario a juicio del autor dar a conocer los aspectos legendarios que le influyeron para la composición del texto, ofreciendo al lector la posibilidad de adentrarse someramente en las diferentes fuentes de las que ha bebido.

Antes de adentrarse en las diferentes versiones de la leyenda sería prudente hacer un breve repaso de qué circunstancias históricas la rodean.

Nos encontramos en la segunda mitad del siglo IX. La península ibérica se encuentra en su mayoría bajo el influjo musulmán tras la invasión islámica del año 711, tan solo el norte resiste a esa amenaza y transcurrido mas de siglo y medio tras aquel episodio tanto el reino de Asturias al oeste como el de Navarra por el este, no solo se han asentado si no que le disputan el territorio al enemigo musulmán, en un proceso que se alargará por casi ocho siglos y que ha llegado hasta nuestros días con el sobre nombre de “Reconquista”.

En el momento de la ambientación del relato (año 870 en su mayor parte) parece ser que los vizcaínos se encuentran inconformes en su encaje en el reino asturiano. Hacia el año 866 hubo una rebelión contra Alfonso III, monarca asturiano que sufrió ciertos avatares que dificultaron su llegada al trono a cuenta de una conspiración en la que participaron algunos de sus mas allegados parientes.

En esta rebelión que finalmente sería sofocada, se vieron implicados los vizcaínos (vascos, vascones… el término es difuso según la fuente o autor consultado) y un supuesto conde de Alava de nombre Gilón, o Eylon, o Zenón… (así aparece por cierto en la novela) que los comandaría en aquella confrontación.

Anteriormente a Alfonso III, sus predecesores en el trono habían combatido la rebeldía de los vascos contrarios a someterse al vasallaje del monarca astur. Las crónicas de la época que han llegado hasta nuestros días, así reparan en tales episodios, resultando llamativa la que hace referencia a Ordoño I, al que se le atribuye el “exterminio de la religión de los magos” refiriéndose a los practicantes de los credos paganos, muy arraigados entre los vascos.

Jaun Zuria. Oleo siglo XVII, Casa de Juntas de Gernika (Bizkaia)

Hay que tener en cuenta que incluso los predecesores de todos estos reyes en los tiempos anteriores a la irrupción musulmana en la península, bajo el influjo del reino visigodo, eran monarcas que estaban atados al juramento de perseguir el paganismo para imponer la fe cristiana, que aunque penetra en el territorio vasco, lo hace de manera muy lenta, reacios los lugareños al cambio impuesto. El credo de los cristianos , en muchos casos se “amolda” a situaciones específicas. Se levantan ermitas o iglesias sobre anteriores lugares de culto pagano, aprovechando el empeño de las gentes por seguir manteniendo vivos esos lugares de culto, o incluso algunos iconos o mitos de los antiguos credos vascos, se transforman teniendo sus “alter ego” en el cristianismo.

Pero volviendo al reinado de Alfonso III, se cuenta en los primeros textos en los que tres siglos mas tarde esta historia ya aparece escrita, que ya asentado en el trono el joven monarca asturiano, los vizcaínos persistían en no satisfacer el pago de algunos tributos que la corona les exigía. Es así que tras una de las habituales campañas contra los musulmanes, las tropas del rey irrumpieron en Bizkaia devastando y saqueando.

Aquel hecho haría conformar a los lugareños una fuerza que reta a los invasores. Estos que no veían necesario satisfacer tal requerimiento, se excusan aduciendo que ya que sus fuerzas están comandadas por un infante, (el parentesco con el rey es algo difuso, posiblemente fuese su hermano) sólo se enfrentarían a una fuerza comandada por un caudillo de linaje real.

Indudablemente no esperaban que los vizcaínos contasen con alguien entre sus filas que cumpliese con tales requerimientos, y es aquí donde irrumpe con fuerza todo el mito y la leyenda de Jaun Zuria, el señor Blanco, pues no solo contaba la fuerza vizcaína con la presencia de un descendiente de reyes, si no que incluso en la opinión de los creyentes en la antigua religión del territorio, aquel joven estaría legitimado para ser su señor por haber sido engendrado por una una divinidad pagana local.

Finalmente la batalla se desarrolla en un paraje conocido como Padura, que hoy en día se atribuye a la localidad vizcaína de Arrigorriaga.

Tras la consabida derrota de las huestes astures, ese joven, apodado Jaun Zuria (el señor Blanco, en lengua vasca) por su aspecto albino y de cabellos rubios, es proclamado señor de los vizcaínos.

Ninguna de las crónicas asturianas posteriores dio cuenta de tales hechos, lo cual ni quiere decir que tal episodio no sucediese ni todo lo contrario, pero no es descabellado creer, que quizá tan solo por una vez, las fuerzas del rey asturiano fuesen sorprendidas y derrotadas.

De haber sucedido así, es muy posible que en campañas posteriores el rey se hubiese cobrado debida venganza, pero la alta edad media, es una época muy bien abonada para la fantasía y la leyenda, entremezclando por un lado la historia de una épica batalla, con la de los orígenes de un fantástico personaje.

Así, tres siglos después aparece una primera versión de esta historia por fin escrita, con tintes que se nos asemejan a las épicas leyendas artúricas, a los relatos carolingios de la canción de Roldán o a El Cantar de mio Cid, por poner algunos ejemplos.

Historia, mitología y leyenda entremezcladas, donde es casi imposible diseccionar los episodios reales de los falsos, un terreno perfectamente abonado para fantasear y por ejemplo, escribir una novela.

Interpretaciones de la leyenda

Interpretaciones de la leyenda

Dos son los autores que con sus respectivas versiones de los hechos de la Batalla de Padura, la convirtieron en leyenda perdurando a través del tiempo. A lo largo de los siglos venideros, aparecerían otras interpretaciones, pero son las versiones de Pedro Alfonso de Barcelos y de Lope García de Salazar, seguramente  herederas de la tradición oral y aderezadas cómo veremos, con elementos que podrían servir a sus propósitos, las que mayor relevancia alcanzarían,

Jaun Zuria, según el conde de Barcelos

En el siglo XIII, el conde portugués Pedro Alfonso de Barcelos (1288?-1346) en su “Libro de los linajes” (Livro dos Linhagens), escrito entre 1323 y 1344 identifica a Jaun Zuria con un personaje llamado Froom, hermano del rey de Inglaterra, quien expulsado por el monarca del reino, llega a las costas de Bizkaia con su hijo, a tiempo de ofrecer sus servicios y el prestigio de su sangre real para encabezar una rebelión contra un conde asturiano que exigía de los vizcaínos un impuesto en especies ganaderas (un caballo, un buey y una vaca).

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«Libro de los Linajes» de Pedro Alfonso de Barcelos

A uno se le antoja ridícula la disputa por ese pago, pero aunque entendamos que los motivos debían ser mas complejos, así es como aparece en esta obra.

El tal conde, “Don Moninho” en el relato de Barcelos, aducía que no se enfrentaría a horda rebelde alguna a no ser que estuviese encabezada por un noble. Es en este punto donde la providencial llegada de Froom cobra todo su significado. El noble inglés asume el mando y derrota a las huestes de Don Moninho, hecho que vendría a situarse alrededor del año 870.

El éxito de su empresa le empuja a ser confirmado como el primer señor de Bizkaia, al que después sucedería su hijo en el cargo y una serie de señores posteriores, cuyos nombres no ha recogido ninguna fuente histórica contemporánea.

El autor de esta versión del personaje, el conde Pedro Alfonso de Barcelos fue hijo bastardo del rey Dionis de Portugal (1261-1325) y tiene un lugar de excepción en la historia literaria de Portugal, comparable a Alfonso X “El Sabio” en las letras castellanas.

Su “Libro de los Linajes” es un tratado linajístico. Estas obras genealógicas constituyen un subgénero dentro de la literatura histórica medieval. Frente a las crónicas de la época, representan una posición ultraconservadora que fue muy útil para afianzar la posición privilegiada de los señores feudales de la época.

Con gran frecuencia los linajes se hacían remontar a las series genealógicas del Génesis o de la leyenda Troyana. Todo esto tiene su explicación porque en la edad media fueron precisamente La Biblia, La Eneida y La Iliada, las obras de la antigüedad mas difundidas.
Los genealogistas se las arreglaban para dar con los patriarcas y héroes adecuados, con cuyos nombres ofreciesen mayor semejanza por lejana que fuese, con los linajes poderosos de su tiempo y así dotar a estos de ilustres orígenes.

Pedro Alfonso de Barcelos, el autor de esta versión del origen de Jaun Zuria, conoció y trato a los Señores de Bizkaia Juan Núñez de Lara y a su esposa Doña María de Haro, durante sus dilatadas estancias en Castilla, especialmente a causa del destierro que sufrió (1317-1320) en la corte de Doña María de Molina, que fuera reina consorte de Castilla y posteriormente tutora y madre del rey heredero.

Pedro Alfonso de Barcelos relaciona el linaje de los Señores de Bizkaia con un origen inglés y lo hace por añadidura con la leyenda de Bruto, el antepasado heroico de los británicos.

Esta leyenda, que fue unánimemente aceptada por los genealogistas de la baja edad media, según parece tiene su origen en la fantasía de un obispo ingles del siglo XII, Geofrey de Montmouth, en cuyo libro “Historia Regium Britanniae” atribuye la primera población de la Gran Bretaña a Bruto, un biznieto de Eneas, libertador y caudillo de los troyanos cautivos en Grecia.

Corte de María Molina. Oleo Antonio Gisbert

Corte de María de Molina. Oleo de A. Gisbert

De esta forma, Pedro Alfonso de Barcelos al emparentar a los Señores de Bizkaia con los antiguos reyes británicos, cuya dinastía debe su origen a Bruto, entronca directamente el linaje de Haro con una de las dos genealogías mas prestigiosas del mundo latino y medieval: la que procedía de Anquises, padre de Eneas

Tenemos de esta manera al linaje del señor de Bizkaia contemporáneo al autor, engrandecido mas si cabe, en una época en la que el poder feudal tuvo que comenzar a hacer frente a nuevas amenazas por el ascenso en la sociedad dominante de la época de nuevos ricos que obviamente ansiaban de ganarse para sí su parcela de poder.

Además, en este caso concreto, conviene tener en cuenta la “anglofilia” de gran parte de la nobleza de la época, partidaria de de una alianza antifrancesa con Inglaterra.

La leyenda en cuestión según aparece en El libro de los Linajes dice así:

«Biscaya fue Señorio aparte antes que huviesen Reyes de Castilla i después estuvo sin Señor.

Avia en Asturias el conde don Moniño, que vexando a aquella tierra le obligó a pagarle cada año una vaca, un buey i un cavallo blanco. Poco después deste acuerdo llegó allí, una nave, en que venía un hombre bueno, hermano del rey de Inglaterra, expulso de allá; y se llamava From: traía consigo a Fortun Froes su hijo.

Supo de aquella gente la contienda con el conde don Moniño; dixoles quien era, i que si le aceptasen por señor los defendería. Hizieronlo ellos así i estando ya en posesión del Estado, llegó el tiempo de pagar al conde don Moniño el tributo, que él embio a pedir. Respondiole From, que viniese él a pedirlo. Juntó sus gentes el conde, i From con sus Biscainos le salió al encuentro cerca de la aldea de Vusturia, adonde el Conde quedó vencido, i muerto, con gran parte de su exercito. Por la mucha sangre que se derramó por allí, se dio al campo el nombre de Arrigurriaga, que en Vascuence quiere decir piedras bermejas.

Muerto don From quedó su hijo don Fortun Froes señor de Biscaya…»

Posiblemente la leyenda tenga su origen en algún relato de tradición oral que legitima de esta manera el poder dado al Señor de Bizkaia, relacionando su origen legendario con la batalla de Padura (Arrigorriaga en este texto).

Este proceder para “demostrar” la legitimidad del poder de determinada estirpe aparecerá también en un relato del siglo posterior. Su autor el noble banderizo Lope García de Salazar, en su obra “Libro de las Bienandanzas e Fortunas” narra la gesta de la batalla de Padura también, pero en los orígenes del personaje de Jaun Zuria y en su proclamación como señor de Bizkaia aparecen significativos cambios, puesto que es una vez librada la batalla, conseguida la victoria y probada la valía de ese personaje, cuando es proclamado señor de Bizkaia, demostrando ser merecedor de ello al resultar victorioso en su empresa, en cambio para Pedro de Barcelos, se justifica el otorgar la titularidad del Señorío exclusivamente por los derechos de linaje, por la nobleza de la sangre.

Ambas versiones de la leyenda están espaciadas en el tiempo por mas de un siglo de separación. Aparecen nuevos valores y una nueva sensibilidad renacentista apuntaba ya en el horizonte histórico.

Jaun Zuria en la pluma de Lope Garcia de Salazar

Lope Garcia de Salazar (1399-1476), señor de de la Torre de Muñatones (Muskiz, Bizkaia) y preboste de la villa de Portugalete fue un hidalgo relativamente poderoso dentro del Señorio de Bizkaia en una época convulsa de luchas “banderizas” entre las facciones de “Gamboínos y Oñacinos” quienes porfiaban entre sí por hacerse con el poder en el Señorío.

Lope García de Salazar, noble banderizo y cronista de su época. Un personaje con una vida de leyenda.

Lope García de Salazar, noble banderizo y cronista de su época. Un personaje con una vida de leyenda.

Bibliófilo, con voluntad de saber y dar a conocer las cosas “oídas e vistas”, con una visión del mundo ciertamente muy particular, la que correspondía a aquella pequeña nobleza que aún era un grupo poderoso pero acosado, que se empecinó en la defensa de los privilegios tanto en el terreno de las armas como en lo cultural.

El renacimiento de la literatura caballeresca refleja este aspecto y sin duda se inspiró en ella para enaltecer la leyenda de Jaun Zuria.

Enemistado con sus hijos, pasó los últimos años de su vida recluido en su torre de Muñatones a manos de su primogénito por disputas en los derechos sucesorios, hasta morir finalmente envenenado.

Es durante su cautiverio cuando escribió el Libro de las Bienandanzas e Fortunas, por tal hecho es posiblemente el primer historiador reconocido del territorio de Bizkaia.

En el relato de Lope García de Salazar se da cuenta del conflicto que se crea entre el reino de Asturias y la negativa de Bizkaia al pago de tributos.

Cuenta la historia que hacia el año 870 las tropas del rey Alfonso III, al mando de su hermano el Infante Ordoño, reclaman a Bizkaia los impuestos no pagados (un buey, una vaca y un caballo blanco. De nuevo aparece el mismo argumento que en la versión de Pedro Alfonso de Barcelos) que supuestamente venían recibiendo desde las incursiones periódicas del rey Fruela I de Asturias algo mas de un siglo atrás. Las tropas del rey Alfonso III penetran en el territorio provocando gran devastación y llegando según cuanta la historia hasta la villa marinera de Bakio.

El territorio de Bizkaia toca a rebato, tañendo las bocinas de las cinco merindades que la conformaban, y acuerdan hacer frente a los invasores. Envían mensajeros a los asturianos proponiendo enfrentarse en el lugar que ellos quisieran. El infante Ordoño responde altanero diciendo que sólo se enfrentaría a rey o a alguien de sangre real.

Es aquí cuando aparece en escena Jaun Zuria, que por ser descendiente de linaje real será quien acaudille a las tropas de Bizkaia, culminando todo ello en batalla de Padura donde vencen y persiguen a las tropas derrotadas.

Desde entonces Padura pasa a llamarse Arrigorriaga (lugar de piedras rojas) debido a que por la crudeza de la batalla todas las piedras acabaron teñidas de sangre. El propio infante Ordoño muere en esa batalla.

La diferencia entre este relato y el de Pedro Alfonso de Barcelos, además de en la identidad del oponente (el conde asturiano Don Moninho por el rey Alfonso III) radica en el origen del personaje de Jaun Zuria.

Narra Lope García de Salazar, que una princesa escocesa expulsada por el rey escocés desembarca en su exilio en la costa de Bizkaia (Mundaka). Este personaje sería la madre de Jaun Zuria, de ahí su ascendencia real.

El relato según lo narra Lope García de Salazar dice tal que así:

Una hija legítima del rey de Escocia arribó en Mundaca unas naos y vinieron con ella muchos omes y mugeres Y, quando llegaron á la concha de fuera, avia tormenta, que quisieron posar allí y bieron al agua que descendía de Guernica turbia, que venta crescida y dixeron aca munda ca. Heran todos gramáticos, que en gramática dizen por agua limpia aca munda, y fueron al rrío arriba y -posaron dentro donde ahora es poblada Mundaca y por esto le llamaron Mundaca; y aquí se dize que esta donzella se preñó y que. nunca quiso dezir de quien hera preñada y que la dexó en destierro del rreino su padre, y que la dexaron allí en Mundaca aquellas gentes que con ella vinieron y que se tornaron para Escocia con sus naos sino algunos que quedaron allí con ella.

Jaun-Zuria-Gernika-Anselmo-Guinea

Óleo de Anselmo Guinea, que recrea la jura como Señor de Bizkaia de Jaun Zuria

Y por otra manera dize la historia que cuando el de Escocia, padre de esta donzella, murió, que fincó un su hijo por rrey y que esta su hermana no quiso quedar en el rreino, y que tomó aquellas naos y gentes con todo algo que pudo aver y que arribó allí en Mundaca, como dicho es, y que las naos y gentes, con algunos de las compañas, que se tornaron para Escocia, y la infanta con los más se quedó allí y que hizieron allí su puebla y que, estando allí, que durmió con ella en sueños un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de Casa, y que la empreñó y destas dos cosas no se sabe qual dellas fué más cierta; pero como quiera que fué, la Infanta fué preñada y parió un hijo, que fué ome mucho hermoso y de buen cuerpo y llamáronle Don Zurián, que quiere dezir en castellano Don Blanco.

En aquel tiempo no hera Bizcaya cinco merindades como es agora, ca estonces la Encartación y Somorrostro y Baracaldo del rreino de León heran y Durango estonces Señorío sobre sí, y hera Señor della Don Sancho Astegures, y después la ganó Don Iñigo Esquerra, Señor de Bizcaya, ca trucó otra tierra con el rrey de León en Asturias juntóla con el Señorío de Bizcaya con aquellas tranquezas é libertades que Bizcaya avía; y en esta sazón se alzó Castilla Vieja contra los rreyes de León; porque les mató á los Condes á sus Señores y el rrey de León guerreava mucho con Bizcaya, porque fiera de Castilla, y hazíales mucho daño á ellos á él también y, tanto ovo de ser, que un hijo del rrey de León entró á correr á Bizcaya y llegó hasta Vaquío, haciendo mucho daño en la tierra, é juntáronse las cinco merindades y ovieron consejo que le diesen batalla y el hijo del rrey de León respondióles que les no darla batalla á ellos ni á otro ninguno que no fuese rrey ó hijo de rrey ó de la sangre rreal, y sobre esto ovieron su consejo é, pues Don Zurián hera nieto del rrey de Escocia, que fuesen por él é le tomarían por Capitán y diesen con él la batalla, para en Arrigorryaga, que se llamava estonces Padura, y bino allí en ayuda de los biscaynos Don Sancho de Stegures, Señor de Durango, y obieron allí su pelea, mucho porfiada y recia, y fué allí vencido y muerto el yjo del rrey de León y muchos de los suyos yacen enterrados en Arrigorriaga, que quiere decir en castellano peña bermexa Ensangrentada; y fueron en el alcance asta el árbol gafo de Luyando, y, porque non pasaron adelante en el alcance, le llamaron el árbol gato; y con la gran alegría que ovieron y porque el dicho Don Zuría provó mucho bien por sus manos, tomáronlo por Señor y alcanzáronlo por Conde de Biscaya, y partieron con él los montes y los monasterios á medias, y prometiéronle de ir con él cada y cuando que menester lo obiesen asta aquel árbol gafo á su costa dellos y con armas y sin sueldo y que, si dende allí adelante les quisiese llevar, que les diese sueldo.”

La historia en su origen como se ve se abre a dos posibilidades:

«Una hija legítima del Rey de Escocia arribó en Mundaca en unas naos y vinieron con ella muchos hombres y mujeres…y aquí (en Mundaca) se dice que esta doncella se preñó, y que (por eso) la dejó en destierro su padre, y que la dejaron en Mundaca aquellas gentes que con ella vinieron y que se tornaron para Escocia con sus naos salvo algunos que quedaron con ella»1229606313199_f

o bien…

» Que cuando el (rey) de Escocia padre de esta doncella murió (hizo rey a su hijo) que fincó un su hijo por rey y que (por) esto su hermana no quiso quedarse en el reino y que tomó aquellas naos…y que arribío allí en Mundaca..y que las naos se tornaron para Escocia y la infanta con las más de las gentes se quedó allí (en Mundaca) y que hicieron alli su puebla. Y que estando allí…durmió con ella en sueños un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de la casa y que la empreño…y parió un hijo, que fue mucho hermoso y de buen cuerpo y llamáronle don Zuria, que quiere decir en castellano don Blanco…»

Aquí ya aparecen aspectos mitológicos que van a entroncar al personaje con otros aspectos legendarios en los que perderse.

El territorio vasco es rico en tales tradiciones, también en mitos ofïdicos, por ejemplo Mari, (sobrenombre de la deidad femenina en la tradición mitológica vasca que sería el equivalente a la Madre Tierra) adoptaría con frecuencia la forma y atributos del dragón, y se empareja con Sugaar. Sugaar puede traducirse como serpiente-macho o culebro, como así aparece en el texto.

La serpiente (culebro en el texto) en el cristianismo tiene unas connotaciones totalmente negativas, siendo la representación mas clara del diablo.

Por otro lado, mitos que proceden de la demonología clásica de origen platónico que llegaron a la edad media a través del escritor latino Apuleyo (siglo II) vienen a decir que en la capa de aire que existe entre la tierra donde habitan los hombres mortales, y el Eter donde habitan los dioses inmortales, está poblada por una multitud de demonios inmortales igual que los dioses, pero a su vez están sujetos a las pasiones de los hombres, pudiendo adoptar forma humana y tener trato carnal con los humanos (culebro, de nuevo en el texto).

De esta manera el relato incluye en sí aspectos de mitología clásica, cristiana e incluso caballeresca, al incluir todo el séquito que embarca con la princesa en su exilio, lo que compone una imagen muy habitual en los romances de la época: el séquito feudal que comparte los reveses de la fortuna de sus señores.

En la parte final del texto,se refleja de manera clara que la ostentación del poder posteriormente a cargo del señor de Bizkaia, está totalmente legitimada, ya que es el propio pueblo quien otorga tal honor a Jaun Zuria tras la batalla. Estableciéndose entre las partes, Señor y Pueblo, una especie de pacto:

… y fueron tras la batalla en el alcance al enemigo asta el árbol gafo de Luyando, y, porque non pasaron adelante en el alcance, le llamaron el árbol gafo; y con la gran alegría porque Don Zuría provó su valer, tomáronlo por Señor y nombráronlo Conde de Biscaya, y repartieron con él los montes y los monasterios á medias, y acordaron ir con él en la lucha siempre que hubiese menester asta aquel árbol gafo á su propia costa, con armas y sin sueldo y que, si desde allí adelante les quisiese llevar, les debería dar sueldo.”

Edición de 1955 de La Bienandanzas e Fortunas, de Lope García de Salazar

Con este pacto, el poder del señor de Bizkaia y sus posesiones quedarían totalmente legitimadas. Un aspecto que de ninguna manera el noble banderizo Lope García de Salazar iba a obviar en su obra, Recordemos que en aquella época, el territorio de Bizkaia se encontraba inmerso en una eterna disputa entre dos bandos de nobles y parientes mayores de las familias mas poderosas. Por un lado los «Gamboínos» y por otro los «Oñacinos», al cual estaba adscrito nuestro autor. Aquellas luchas comenzaron en las últimas décadas del siglo XIII hasta mediados del siglo XIV y cuya finalidad era mantener su estatus que comenzaba ya a ser amenazado por el nacimiento de las villas, siendo el comienzo del declive del mundo feudal y como muestra de ello,es la aparición de las «hermandades» en las citadas villas, para defenderse especialmente del poder de la nobleza rural. Estas Hermandades fueron el embrión  de lo que después serían las Juntas Generales. Los enfrentamientos dejaron gran mortandad y sobre todo hastío en la población. Una máxima de aquella época, que ha llegado hasta nuestros días puede revelar en cuatro palabras el sentido de aquella lucha: «Mas valer, mas tener»

Lope García de Salazar, a pesar de mantener en esencia elementos  comunes en el relato con Pedro Alfonso de Barcelos, quiere incidir en la «legitimidad» del Señor, ensalzando su figura con una entrega total a las mas altas normas de honor, que incluso lo hace extensivo a sus vasallos, por ejemplo como la obligatoriedad de defender el territorio exclusivamente hasta sus límites. Es así que el acoso a la tropa vencida que huye en desbandada, se detiene al llegar a un árbol, que en el camino que se dirije a la meseta, indicaría la frontera de Bizkaia. Arbol conocido como“gafo», es decir encorvado, o “malato”  (una deformación del término «malestu» que en euskera significaría «mellado») ubicado en la localidad de Luiando en Alava, pero entonces perteneciente a Bizkaia, y situado a 2 leguas de Arrigorriaga -Padura, en donde clavaron los vencedores sus armas, dejando su tronco, efectivamente «mellado».

Ärbol malato-Mamerto Segui

«El árbol malato», de Mamerto Segui

Existe abundante información y leyenda sobre el citado árbol, posiblemente una encina, que marcaba el límite fronterizo del territorio y aunque su origen probablemente sea anterior a la batalla de Padura, No hay duda de que con su presencia en el relato, Lope García de Salazar confiere al mismo de una caballerosidad y nobleza que comparten los vizcaínos con su Señor, que lucharían únicamente por defender su tierra y si fuese preciso hacerlo a partir del citado límite, ya sería como mercenarios a sueldo del señor de Bizkaia. 

Sobre las referencias que se hacen a las topónimos de Padura y Arrigorriaga, lugar donde sucedió la batalla, resulta de interés hacer alguna aclaración al respecto. «Padura» traducido literalmente del euskera, será «Marisma», pero ya que nos encontramos en un valle, en la vega del río Nervión, es obvio que se refiere a una zona de la vega inundada, un humedal, una zona pantanosa. Quizá esas características influyeron para que los vizcaínos presentasen allí batalla visto el resultado de la contienda, según la leyenda.

Una traducción literal del euskera al castellano del término Arrigorriaga, sería algo así como “pedernal de piedras rojas”, y se habría llamado así tras esta batalla por la sangre derramada. esta interpretación, que es también parte de la leyenda es la que  mayormente ha calado hasta nuestros días en el imaginario popular.

Otra posibilidad podría ser que se debiese el nombre a las minas de hierro en el barrio de Ollargan, perteneciente al propio municipio de Arrigorriaga en la actualidad, minas hoy abandonadas, que convertirían las piedras de la zona en rojas o “bermejas” como dice el conde Barcelos, pero estas minas son bastante lejanas al centro del municipio.

Así que lo más probable, es que el topónimo “Arrigorriaga” sea “pedernal de piedras peladas”, ya que “gorri” en euskera se puede traducir también como “pelado” (como el monte Aitzgorri entre Gipuzkoa y Alava), pues la Iglesia Parroquial de Arrigorriaga, Santa María Magdalena, en su origen se edificó sobre un montículo de piedras cercano al río y pelado de vegetación.

Jaun Zuria según otras fuentes y otros autores

No son el conde de Barcelos y Lope García de Salazar los únicos que con sus obras han argumentado el origen de Jaun Zuria y su proclamación como primer señor de Bizkaia.

Otra antigua versión de la leyenda aduce que Jaun Zuria era un príncipe heredero irlandés llamado Lemor MacMorna. En un desgraciado accidente de caza, mata a su padre, al rey lo que provoca su destierro.

En su exilio llegaría a Mundaka con dos de sus sirvientes en una pequeña embarcación. Por aquellos días las tropas asturianas atacaban Bizkaia, y Lemor se une a los lugareños luchando contra los invasores en la legendaria batalla de Padura. En este aspecto todas las historias convergen.

Pero aún hay mas, algunos autores le atribuyen, incluso orígenes nórdicos.

Antón Erkoreka en su obra «Los Vikingos en Euskal Herria», revela que en la segunda mitad del siglo IX, se establece en la ría de Mundaka una base vikinga relacionada con los reyes de Dublin Olafrel u Olafr el blanco e Ivarr el Culebro”.

Los personajes de la leyenda (el culebro y el propio Jaun Zuria) coinciden en sus nombres con los reyes normandos-vikingos que gobernaban Dublín por los años, 850-853, Ivarr “el Culebro y Olafr “el Blanco”.

Otra versión oral habla de que en la batalla de Padura sobresalió “por su valentía entre los vizcaínos el joven noble Lope Fortún de Mundaka, hijo de una princesa escocesa y de un noble de Mundaca. Después de la

La ría de Mundaka aparece en la mayoría de las versiones de la leyenda de Jaun Zuria, como el lugar al que arribaría o el o su madre

La ría de Mundaka aparece en la mayoría de las versiones de la leyenda de Jaun Zuria, como el lugar al que llegado desde algún lugar del norte de Europa, desembarcaría el propio Jaun Zuria o su madre

batalla, los vizcaínos aclaman a este noble, y en 888 le nombran su Señor, siendo el primer Señor de Vizcaya bajo el nombre de Jaun Zuria (Señor Blanco) llamado así por blancura de su piel. Hoy quien relaciona en esta versión de la historia el nombre de Lope Fortún con el de Froom, el personaje que hay tras el de Jaun Zuria en la versión del conde de Barcelos.

Tomás Urzainqui en su libro “Nabarra, sin fronteras impuestas”, esgrime que a tenor de la genealogía de Lope García de Salazar, la princesa de Escocia correspondería a la princesa Navarra Belasquita, hija del rey Sancho I y de la reina Toda (como dice el Códice de Roda) y según la genealogía del conde de Barcelos, el padre de Jaun Zuria no habría sido otro que el navarro Fortún Galindones, Tenente de Nájera y tercer esposo de la princesa Belasquita, según nos descubre el mismo Códice de Roda.

El afán genealogista de dar antecedentes ilustres y exóticos a las familias gobernantes convertiría a Belasquita o Belascota (Bela-Scota) en princesa escocesa, y a Fortún Galindones en príncipe galés, viendo en el apellido Galindones la raíz Galen o Galense, similar a Gales.

El escritor Antonio Trueba (1819-1889) también cuenta una hermosa historia sobre Jaun Zuria en su obra «Cuentos populares» en 1859, y Vicente de Arana en 1887, publicó su versión de la leyenda con el título «Jaun Zuria, el Caudillo Blanco».

También escritor Seve Calleja en su obra “Cuentos y leyendas populares vascos» (1995) recoje otra versión de la leyenda..

Los trabajos de historiadores como Labayru y Mañaricua  han tratado de aportar algo mas de luz y conocimiento, intentando valorar las distintas versiones de esta leyenda pero que independientemente de sus argumentos, mantienen un elemento común entre ellas, pues todas convergen en la mítica batalla de Padura y en el enfrentamiento con las fuerzas asturianas.

Mitología

Mitología

Teniendo en cuenta la época en la que el relato está ambientado, no podían faltar en el referencias a diversos aspectos mitológicos muy arraigados en una sociedad que muy lentamente iba viéndose obligada a abandonar sus antiguos cultos ante el empuje del cristianismo.

A lo largo de la novela aparecen frecuentes menciones a “Mari”, a “Sugaar”, a “Gaueko”, que entre otros conformaban un extenso panteón de fantásticos númenes.

Algunas asoman de soslayo, como una aparente representación de Mari en las formas de un árbol seco y retorcido conformando en apariencia la silueta de una mujer. En otras ocasiones las referencias a estos personajes o credos serán claras y directas.

El tránsito de lo pagano a lo cristiano tiene una gran importancia y así queda reflejado en varios episodios de la novela, como la transformación de los antiguos lugares de culto en cristianos para hacer desaparecer esos credos proscritos.

Quizá no esté de mas profundizar un poco en alguno de estos personajes, pues todo lo “mitológico” bien sea a través de sus representaciones o de la fe que algunos personajes profesa, confiere a la novela un elemento fantástico que acompañará al lector a lo largo de toda la historia, intentando contagiarle en parte de una singularidad muy particular.

Mari

La Diosa Mari, la Dama, “la que todo lo oye y todo lo ve”, se trata de una divinidad de carácter femenino y es el numen principal de la mitología vasca, en la que todos los seres y genios estarían supeditados a ella.

Hace funciones de oráculo, representa tanto a los fenómenos naturales (tormenta, viento,…) como a los animales cuyas formas es capaz de adoptar y aparece siempre vinculada a espacios sagrados (manantiales, cuevas, cimas de montañas,…) rigiendo la conducta de los seres humanos.

Mari somete a la naturaleza entera a su voluntad, pues ella es en si la naturaleza, una personificación de la Madre – Tierra.

Mari castiga la mentira, la jactancia, la falta de ayuda al prójimo, encargándose, asimismo, de que se cumpla la palabra empeñada y sobretodo, de que se lleve a término la voluntad de la madre. Igualmente, educa y transmite conocimientos (misterios) a las mujeres.
Pero además existen una serie de peculiaridades que conectan el mito de Mari con la prehistoria. El ejemplo más claro es que Mari está estrechamente vinculada con las cuevas y el mundo subterráneo. Los genios y animales en los que se metamorfosea proceden según las leyendas del inframundo, lo que establece un vínculo con las expresiones artísticas y culturales de las cuevas prehistóricas del cantábrico y el Pirineo. Son indudables los paralelismos con otras culturas indígenas en las que la cueva se concibe como entrada al útero de la Madre-Tierra, lugar dónde se gestan todas las criaturas vivientes, pero en la mitología vasca lo hacen también las celestes.

Una descripción más precisa del inframundo vasco sería identificarlo como útero del cosmos, así pues el sol y la luna son concebidas como hijas de la tierra.

La Tierra como madre, dando a luz a todo lo que existía, incluidos al Sol y la Luna, ambos astros de carácter femenino en la mitología vasca.

Se consideraba que cuando amanecía era que la Tierra había dado a luz al sol, mientras que la luna “había regresado” al útero materno, y cuando anochecía, se consideraba que la Tierra había dado a luz a la luna, mientras que Eguzki (la Sol) había vuelto nuevamente al útero materno. Algo que condicionó también la forma de concebir la muerte por los antiguos vascos, quienes al fallecer “regresaban a la tierra-madre”.

La Tierra es el eje de la existencia, todo lo que hay por encima de ella es “vivo”, y todo lo que hay debajo es “muerto o sobrenatural”. El paganismo vasco es principalmente subterráneo, no solo los Dioses o espíritus viven principalmente en las cavernas, o es situado el “más allá” bajo tierra, sino que “todo” proviene del mundo subterráneo.

La luna, el sol, los vientos y las tempestades, estas últimas provocadas por actividades sobrenaturales que tienen lugar bajo tierra y que, a través de grutas y aberturas naturales, se escenifican en el mundo del ser humano a modo de vientos y tempestades.

Quizá por ello Mari tenga distintas moradas que están ubicadas en algunas cuevas muy señaladas en las cimas de las principales cumbres del territorio vasco. “Puertas” que sirven de transito entre el infra-mundo y la tierra de los hombres.

Es capaz Mari de estar en varios lugares a la vez, de adoptar variadas formas y su presencia dependiendo en qué lugares, condiciona los fenómenos atmosféricos. Sobre ello existen multitud de leyendas esparcidas a lo largo de la historia y geografía vasca.

El territorio vasco fue la zona de europa occidental donde mas tardiamente arraigó el cristianismo, lo cual explicaría la existencia de estos credos en plena Edad Media e incluso varios siglos después.

La singular orografía vasca, el territorio montañoso y en ocasiones de difícil acceso, especialmente en los lugares alejados de las antiguas vías de comunicación romanas y después medievales, tuvo que ser un factor clave para la supervivencia de estos credos a pesar de estar demonizados por la iglesia.

Al hilo de esto y sobre la denominación “Mari” hay distintas teorías. Por un lado cabe suponer que “Mari” es una adaptación del personaje cristiano de Maria, aunque se le atribuya a un personaje muy diferente y mucho mas antiguo.

Otra opción, quizá mas atinada, asocia el nombre a la propia lengua vasca, al Euskera, pudiendo ser una derivación de “Amari” (Ama -ari, es decir, la función de ser madre) o derivar de la denominación “Mairu” que eran unos génios que habitaban en los montes, Maidi que se refiere a la almas de los antepasados o Maddi, que es como se le denomina en otras zonas.

Al igual que ocurriese en otros lugares, la iglesia para hacer suyos los lugares de culto pagano, edificó sobre ellos ermitas o iglesias, transformando algunos ritos o tradiciones ancestrales en propias para “ayudar” de esa manera al transito de unos credos a otros. Pero mas apremiante debía resultar adaptar los venerados dioses y espíritus vascos, a la trinidad y santos cristianos. Así el culto a Mari, pasó a ser un culto a la Virgen Maria ayudado por la similitud de los nombres. Hoy es el día que a la Virgen Maria en euskera se la llama “Andra Mari”, que traducido siginifica “Señora Mari”, que era el nombre con el que era llamada la diosa Mari.

Sugaar

La referencia que se hace a Sugaar (también conocido como Sugar, Maju o Culebro) en el mito de Jaun Zuria es indispensable para atribuirle un origen fantástico al personaje que, a la postre, sería considerado por la leyenda como el primer señor de Vizcaya.

Asegura la leyenda en sus primeras versiones escritas, que quien llegaría a ser proclamado como señor de los vizcaínos, fue engendrado tras un encuentro sexual entre su madre, una princesa exiliada, y Sugaar, una deidad masculina de la mitología vasca precristiana, consorte de la diosa Mari, pero con un papel mucho más oscuro, siendo capaz de abandonar la forma humana adoptando la de dragón o serpiente.

Al “conceder” la leyenda que quien será considerado Señor de su pueblo, fue fruto del trato carnal entre su madre y la deidad masculina mas importante de todo el elenco de personajes mitológicos, cabía esperar que fuese hecho “suyo” por un pueblo que reconocerían en tal personaje, la personificación de sus credos y su propia singulaaridad.

Sugaar representa a las fuerzas masculinas celestes, simbolizadas como una serpiente-rayo. Tal simbología se fundamenta en el hecho de que la unión sexual entre la Madre tierra y el Padre Cielo se llevaba a cabo durante las tormentas, y de tales encuentros surgía una lluvia seminal que fertilizaría las cosechas. En ese acto carnal, el rayo representaría en poder engendrador que penetraba en la tierra por simas y cavidades uterinas. En última instancia Sugaar debería ser entendido como un desdoblamiento de la propia diosa Mari, que le permite a esta autofecundarse.

Así que si se proyecta ese concepto sobre las relaciones humanas, tendríamos que para nuestros. ancestros la armonía entre las personas se basaba entre el “dar y recibir”, entre lo masculino y lo femenino. Ritos que buscaban la armonización tanto con la fuerzas de la naturaleza (lo femenino terrestre, y lo masculino celeste), como con las relaciones entre el hombre y la mujer. Eso es lo que esconde la relación entre Mari y Sugaar: la armonía y complementariedad entre las dos polaridades de la naturaleza.

Y como no podía ser de otra manera, ocurrirá que en medio de una tormenta, para que no quede duda alguna de quien se trata, Sugaar irrumpa con todo su poder en el relato condicionando el destino de varios de sus personajes, pero no, esa historia no debe ser aquí ser narrada.

Gaueko

Literalmente traducido del euskera significaría “de la noche” y se trata de un numen que es una representación invisible del Dios de las tinieblas. Ocasionalmente podría adoptar la forma de algunos animales como una lechuza, u lobo negro, una vaca o una oveja, pero aunque es capaz de controlar los elementos, nada pude hacer contra Mari, su señora.

Su reinado comienza en la medianoche y desaparece al alba. Durante ese tiempo a los hombres no les convendría abandonar la protección del hogar.

Basajaun

Basajaun o lo que sería lo mismo, señor del bosque es en la mitología vasca un genio o numen que habita en lo más profundo de los bosques o en cavernas dotado de fuerza colosal y gran agilidad.

Es alto y su cuerpo de forma humana está cubierto de tanto pelo que le llega hasta las rodillas cubriéndole también la cara.

En algunos relatos aparecen como unos hombres del bosque terroríficos con los que era mejor no toparse, mientras que en otros se les señala como poseedores de secretos útiles para la vida sedentaria de los cuales los hombres aprenderían la agricultura o la fabricación de herramientas. Basajaun es un personaje similar a ogros, trolls y demás «hombres del bosque» de otras culturas que algunos antropólogos vinculan a la coexistencia con el hombre de Neanderthal y que quedaría escrito en la memoria colectiva en forma de mitos y leyendas.

Gentiles

Conocidos como Jentilak, Gentiles o paganos, son unos personajes de carácter huraño, que vivían en apartados en la soledad de los montes, de los bosques o cuevas. Hombres de una talla y fuerza extraordinaria que incluso eran capaces de dar forma a las montañas tallandolas, y de crear extrañas construcciones primitivas formadas por enormes rocas puestas unas sobre otras.

Quizá este aspecto de su leyenda buscase encontrar una explicación para con los cromlechs y dólmenes.

Parece que los Gentiles podrían representar al propio pueblo vasco en origen, perdido en la noche de los tiempos, mucho tiempo antes de la llegada del cristianismo.

Una leyenda narra el final de los Gentiles, cuando éstos divisaron una extraña luz en el cielo. Ignorantes sobre cual sería su significado acudierona a consultar a al más anciano y sabio de entre ellos. Cuando los cansados ojos de éste consiguieron divisar el fenómeno les dijo:

«Esa luz anuncia la llegada de Kixmi (Cristo), es el fin de nuestra raza.» y dicho esto, todos los Gentiles corrieron a una sima a esconderse bajo tierra.

Otra versión narra que uno de ellos se salvó convirtiéndose al cristianismo y este daría posteriormente forma a otro mito, al personaje de Olentzero quien trae regalos a los niños vascos por Navidad.

Otros aspectos mitológicos

Situándonos ahora al margen de los personajes descritos y sin abordar a mas de ellos en profundidad, ya que la lista es muy extensa y hay sobrada información tanto escrita como por la red para quien estuviese interesado en seguir indagando sobre tales cuestiones, si que al menos podemos nombrarles.

Así que no nos podemos olvidar de los hermanos Atarrabi y Mikelats, hijos de Mari los cuales uno representa el bien y otro el mal; de Herensuge el genio de las profundidades; de las inquietantes Lamias, una especie de hadas; de Ttarttalo el cíclope de forma humana, un ser salvaje y antropófago o de Prakagorri un amigable duende deseoso de ayudar en el trabajo a los hombres.

Ciertamente son un extenso y variado elenco, y si la mitología vasca es rica en personajes, no lo es menos en costumbres y al hilo de esto en la novela aparece mención a un elemento muy curioso e interesante de conocer.

Aparece clavada en la puerta de una casa (es esta una costumbre que aún se mantiene, especialmente en el entorno rural vasco) una Eguzkilore.

La Eguzkilore (flor del sol) es la flor del cardo, que una vez seca se coloca en la puerta de entrada de algunos caseríos y casas como una representación del astro diurno desempeñando las mismas funciones místicas atribuidas al sol, ahuyentando a los malos espíritus, brujas, o a los genios de las enfermedades.Eguzkilore (1)

La Eguzkilore proteje las casas de una sencilla manera, al plantarse ante la puerta cualquier malvado numen que buscase atentar contra sus moradores y toparse con esa flor clavada en su puerta, abstraído por la belleza de la flor del sol, es incapaz de evitar ponerse a a contar la infinidad de pétalos y brácteas. Como no son muy hábiles en tal labor se equivocan una y otra vez sorprendiéndoles el alba sin haber conseguido cantarlos y por tanto haber accedido al interior de la morada.

Para entender mejor su significación, sirva esta pequeña leyenda popular que la escritora Toti Martínez de Lezea, recogió en su libro «Leyendas de Euskal Herria»:

Hace miles de años, no existían ni el sol ni la luna y los hombres vivían en constante oscuridad, asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra. Hastiados de tal situación, los hombres, desesperados, decidieron pedir ayuda a la Tierra.
-Amalur (Madre Tierra) te pedimos que nos protejas de los peligros que nos acechan.

-Hijos míos, me pedís que os ayude y eso haré. Crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna.
Y la Tierra creó la Luna.
Al comienzo, los hombres se asustaron y permanecieron en sus cuevas pero, poco a poco, fueron acostumbrándose, al igual que genios y brujas que también se habían atemorizado al ver aquel objeto luminoso en el cielo pero también se acostumbraron y no tardaron en salir de sus simas y acosar de nuevo a los humanos.
Acudieron una vez más los hombres a la Tierra.
-Amalur, te estamos agradecidos porque nos has regalado a la madre Luna pero aún necesitamos algo más poderoso, puesto que los genios no dejan de perseguirnos.
-Entonces crearé un ser todavía más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol será el día y la Luna, la noche.
Y la Tierra creó al Sol.
Era tan grande, luminoso y caliente que los hombres tuvieron que ir acostumbrándose poco a poco, pero su gozo fue grande porque, gracias al calor y a la luz del Sol, crecieron las plantas de vivos colores y los árboles frutales. Los genios y las brujas no pudieron acostumbrarse a la gran claridad del día y desde entonces solo pudieron salir de noche. Otra vez fueron entonces los hombres a ver a la Tierra.
-Amalur te estamos muy agradecidos porque nos has regalado la Luna y el Sol, pero al llegar la noche los genios salen de sus simas y nos acosan.
Nuevamente, la Tierra les dijo:
-Voy a ayudaros una vez más. Crearé para vosotros una flor tan hermosa que, al verla, los seres de la noche creerán que es el propio Sol.
Y la Tierra creó la flor Eguzkilore (Flor del Sol), que protegería las casas de los malos espíritus, brujos, lamias, genios de la enfermedad, la tempestad y el rayo.”

Es posible que a la sombra de historias así, y otras de similar fantasía, observemos con la perspectiva del paso de los siglos, aquellos empeños por mantener unas costumbres y credos propios frente a otros que se les imponían con cierta simpatía, aunque cabría preguntarse, que espacio habría para los escépticos, aquellos que tuviesen una visión mas racional del mundo que les rodease, aunque al igual que sus coetáneos, no lo llegasen a entender.

Grandes olvidados en la historia y en la literatura histórica. Seguramente fueron muy pocos, y es natural que de ellos apenas nos llegasen ni mensajes ni crónicas, sometidas constantemente a lo largo del tiempo a continuas revisiones en un mundo donde lo divino regía en gran parte el destino de los hombres, pero no es posible imaginar ese mundo, por antiguo que sea, en el que no existiesen hombres que fuesen mas allá a la hora de plantearse cuestiones para las que los mitos, religiones o leyendas, trataban de ofrecer una justificación sin hallar la explicación.

Solo resta darles las gracias, por mantener viva una llama, que aún en tiempos de oscuridad, lograría con el paso del tiempo, prender la lumbre que comenzaría a liberar a los hombres de la condena que ellos mismos se habían impuesto.

El autor

El autor

francisco@franciscopanera.eusFrancisco Panera (Bilbao, 1968) publica en 2012 «El Sueño de Akala», una novela de corte histórico y de aventuras que obtuvo una buena acogida por parte del público.

Partiendo como base de los restos de un castro de la Edad del Hierro, muy próximo a la ciudad de Bilbao, el autor confecciona una historia a  la sombra de una disputa que se desata entre dos tribus vascas vecinas y las fuerzas del imperio de Roma como convidados de piedra a una cuestión que les es ajena. En medio de tal conflicto las premoniciones de un joven nativo del castro condicionarán las vidas de quienes le rodean.

portada final mefEn 2015 sale a la luz su segundo trabajo. «Mentir es encender fuego» . En este caso una novela histórica inspirada en los mitos y leyendas que adornan y enriquecen los orígenes del Señorío de Bizkaia y de sus históricos protagonistas. Lejos de emplear tal cuestión como argumento principal, el autor confecciona un laberinto de tramas y personajes ficticios que ponen sobre la mesa cuestiones intemporales como son la mentira, la venganza, el amor o el miedo.

Paralelo a su actividad literaria, mantiene una presencia constante en la red a través de las webs oficiales de sus novelas www.elsuenodeakala.com  y  www.mentiresencenderfuego.com así como de la web de carácter mas personal www.franciscopanera.eus.

Aficionado a la novela en cualquiera de sus géneros, mantiene una especial predilección por las lecturas de corte histórico y divulgativas en este sentido.

A través de la dirección de correo electrónico francisco@franciscopanera.eus el autor atenderá cualquier consulta que se le quiera hacer llegar.

       web akala

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